La inteligencia artificial (IA) no es una idea nueva; sus raíces se remontan a mediados del siglo XX, cuando científicos y matemáticos comenzaron a imaginar máquinas que pudieran simular la inteligencia humana. En 1956, en la conferencia de Dartmouth, se acuñó oficialmente el término “inteligencia artificial”, marcando el inicio de una nueva era en la informática.
Durante las décadas siguientes, la IA atravesó varias fases, desde grandes expectativas y avances iniciales hasta periodos de estancamiento conocidos como los “inviernos de la IA”, donde la falta de recursos y resultados limitados frenaron el progreso. Sin embargo, a partir de los años 2000, con el auge del big data, el aumento en la capacidad de procesamiento y nuevas técnicas como el aprendizaje profundo, la IA resurgió con fuerza.
Hoy, la IA está integrada en numerosos aspectos de nuestra vida, desde los motores de búsqueda hasta vehículos autónomos y sistemas de diagnóstico médico. Su evolución refleja un viaje fascinante de innovación, desafíos y posibilidades que siguen creciendo día a día.
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